26/8/09

Antonio Dal Masetto cuenta la vida breve

¿Qué tipo de historias se cuentan hoy en la literatura? Podríamos poner dos senderos, para simplificar. Por un lado, las que narran escritores como Cormac McCarthy o Roberto Bolaño, Don Delillo o Efraím Medina Reyes, ferozmente independientes e inteligentes, audaces, a veces fracasadas, pero nunca temerosas de adentrarse en territorios difíciles. Por otro lado, las historias escritas por autores como John Grisham o Isabel Allende, Arturo Pérez Reverte o Stephen King, con un mínimo de variación con respecto a su propio canon, de fórmulas repetidas y eficientes. Ambas formas, sin embargo, tienen un vértice en donde se unen (con suerte dispar, es cierto, para cada una de ellas en cuanto obras de arte). Son historias que pretenden contar grandes hechos, de grandes hombres y mujeres, aunque en apariencia sean insignificantes. (Habría que desarrollar más esta idea en otro momento.)

Hay un grupo minúsculo de escritores que no forma parte de ninguna de estas dos tendencias, porque les interesan los anónimos, la vida vista con una lupa a la Balzac, pero con menos pretensiones sociológicas. El más célebre de todos hoy día sería, en mi opinión, John Berger. En América Latina, sin dudas, uno de los más interesantes sería Antonio Dal Masetto.

Sacrificios en días santos (Sudamericana, 2008), su última novela, se adentra en el guión cotidiano de los habitantes de un pueblo sin nombre. Un hecho los vincula a todos indefectiblemente: un carpintero es pillado por las alumnas de un colegio religioso en plena actividad sexual con su oveja. A partir de allí, todos aparecen y desaparecen: el intendente, el sacerdote, el comisario, la señora militante de la moral. Todos tienen sus miserias, sus oscuros secretos. Pero prefieren que el carpintero tenga más defectos que ellos. En medio de todo, una tortuosa y adolescente historia de amor... Linda la novela. Como para recuperar el derecho a leer historias sin demasiadas ampulosidades.

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