8/6/12

Los subrayados (2)

La deshonra rusa - Anna Politkovskaya - RBA Libros 2004
Traducción de Catalina Martínez 

Segunda entrada de subrayados. Este libro lo encontré en un kiosko de la calle Estrella. Anna Politkovskaya cubrió de manera indepediente las dos guerras chechenas en el Cáucaso. Su estilo de escritura no busca gustar estéticamente: es seco, a veces incluso escandolosamente despojado, pero logra transmitir de manera fidedigna y fuerte hechos terribles. 
En 2007, fue asesinada en el ascensor del edificio donde vivía, luego de haber mostrado a Rusia la cara siniestra de Vladimir Putin que tras setiembre de 2001 en Nueva York se erigió en paladín del antiterrorismo, a costa de la población civil de Chechenia. 

 "Sobre la cama yace un cuerpo de mujer, esa criatura divina ensalzada por los pintores y los poetas de todas las épocas y todos los países. Pero el cuerpo parece estar vacío, como un pollo al que se le han extraído todas las vísceras, y vuelto a coser". (Pág. 15)

"Siento escalofríos al pensar en las reacciones de mis cínicos detractores en Moscú, que jamás han estado en una zona de conflicto y juzgan a todas horas lo que no conocen: al mal tiempo buena cara, dicen; si vas allí tienes que aceptar las reglas. Es la ruleta rusa: vida y muerte, tumbas frescas y turbios futuros..." (Pág. 34)

"Sigo con vida, ¿pero no es cierto que a costa de las vidas de otros"? (...) ¿Qué hacer? ¿Debo seguir trabajando para que la muerte no sea inútil? Pero nada me liberará del sentimiento de culpa frente a quienes han sacrificado su vida por mi trabajo, por mi resistencia a esa clase de periodismo al 'estilo' Putin que gracias a la guerra se está instaurando en Rusia. Hablo de un periodismo ideológico, sin acceso a la información, sin encuentros ni conversaciones con las 'fuentes', sin verificación de los hechos, como hacen algunos colegas que, sentados detrás de tres hileras de alambre de espino en las bases militares rusas dan cuenta a Moscú de la 'mejoría diaria' en los pueblos chechenos. Este tipo de trabajo, que yo creía muerto con el comunismo, es hoy la norma entre nosotros y recibe el aplauso de las autoridades. En cuanto a la otra clase de periodismo, la que mira directamente lo que ocurre, no sólo es perseguida, sino que parece pagarse con la muerte. ¡Qué fracaso diez años después de la caída de la Unión Soviética!" (Pág. 35.)

"En la Rusia de Putin hay pocos resultados positivos: la economía sigue estando dominada por los oligarcas y la protección social es inexistente. ¿Sobre qué bases puede constituirse una política exterior? Sobre la nostalgia de la 'gran Unión Soviética' y sobre la nostalgia del Imperio, porque necesitamos sentirnos 'grandes'. Y no hay nada mejor para ellos que crear una 'zona de residencia' y sacarle partido ideológicamente". (Pág. 40).

"Rusia necesita 'un pequeño' y 'un malvado' para sentirse grande e imponente". (Pág. 40).

"... existen unos derechos humanos canónicos e inalienables de uso occidental interno, y otros derechos humanos más flexibles, casi inexistentes, para los ex soviéticos, incluidos los chechenos víctimas de la dura arbitrariedad militar". (Pág. 42).

"—Enterramos las cenizas y el pie —cuenta tranquilamente Larisa Chabazova, la cuñada de Zanaip. En Chechenia, la gente está acostumbrada a cosas que el mundo entero ha tratado de olvidar desde la Segunda Guerra Mundial, con la certeza de que jamás se repetirán". (Pág. 96)

"... dos semanas después del 11 de enero de 2002 se inició en Satarye Atagi una nueva zatchiska; los soldados (rusos) violaron a las hermanas Musayev. Fueron las primeras mujeres chechenas que presentaron una denuncia ante la Fiscalía General". (Pág. 97)

"— ...Los militares (rusos) no se fían de nadie en Chechenia. Le expliqué entonces que tendrían que levantar el campamento lo antes posible. Pero el coronel se encontraba en un estado extraño…
— ¿Qué quiere decir ‘extraño’? ¿Estaba borracho?
— No, no era eso… Tenía muchas ganas de pasar a la acción, de disparar, de avanzar, de matar sin parar. En la guerra es así. Muy nervioso, el coronel me dijo que regresaba de un operación militar o de una zatchitska. Ardía en deseos de continuar y dijo que pensaba quedarse allí, con su gente, una semana, para limpiar y liquidar a toda la gentuza de los contornos”. (Pág. 104).

“Casi tres mil familias chechenas, cerca de veinticinco mil niños, ancianos y mujeres, continúan sin tener noticias de sus familiares ‘secuestrados por militares rusos’”. (Pág. 114)

"—Me duele los riñones. Puede que sea porque duermo sobre una tabla —dice Islam. Pero habla sin convicción.
—¿Te han pegado en los riñones?
Sé por experiencia que a casi todos los jóvenes chechenos les duelen los riñones, porque todos han pasado por el campo de filtración". (Pág. 140)


"25 de octubre de 2002. Los terroristas que ocupan desde hace dos días el teatro de la calle Dubrovskaya, tras haber tomado como rehenes a más de ochocientas personas asistían al espectáculo musical Nord-Ost, han solicitado mi mediación en las negociaciones, porque escribo habitualmente sobre la segunda guerra chechena.
Naturalmente, acepto. ¿Qué otra cosa podía hacer?"


"—En primer lugar, hay adolescentes en la sala. Hay que dejarlos salir; son casi niños. (...)
—¿Niños? Aquí no hay niños. En las zatchistki se llevan ustedes a nuestros niños a partir de los doce años. Nosotros nos quedamos con los suyos.
—¿Como venganza?
—Para ver si así entienden." (Pág. 154) 


"El día toca a su fin. Horas más tarde se produce el asalto. Murieron 129 personas, sin contar los 42 secuestradores, lo cual impide por completo calificar el rescate de éxito. Más adelante, no dejo de preguntarme: ¿hemos hecho todo lo posible para evitar esta desgracia? ¿He sido útil con mis bebidas y mis intentos de diálogo con los chechenos?". (Pág. 154).


"El hombre acorralado como una bestia inventará medios cada vez más pérfidos para vengarse." (Pág. 154)


"He aquí un buen ejemplo (de por qué no quiere a Vladimir Putin) de abril de 2002: una telenovela en tres partes con el atractivo título Spetsnaz. Rodada con dinero del Estado, es decir, financiada por los contribuyentes, se emite en la primera cadena de televisión rusa, para todo el país y en horario de máxima audiencia (de ocho a nueve de la noche). Este horario es, desde el fin de la época soviética, el elegido por el Kremlin para transmitir los mensajes más importantes.
La serie es un thriller ideológico cuyo objetivo principal es mostrar lo divertido (¡sic!) que resulta matar a los habitantes del Cáucaso norte y a quienes los ayudan desde el extranjero. Spetsnaz se desarrolla en Chechenia, a la cual se presenta como territorio enemigo. No hay en toda la serie un solo personaje checheno 'positivo', ni siquiera en un papel secundario. Todos los chechenos que aparecen en ella son astutos, villanos y ladrones; no luchan por sus ideas sino que se mueven por afán de lucro y de dólares falsos". (Pág. 177)