22/9/11

Reeditan biografía de Lorca, de Ian Gibson

Hace ya cierto tiempo, vi sobre la mesa de luz del poeta Eulo García, connotado lorquiano —en su libro Gris hay un poema titulado “Lamentación lorquiana”, que hace justicia a la poética del granadino—, un grueso volumen que me hizo preguntarle estupefacto de dónde lo había conseguido. “Me lo regaló una compañera de trabajo. Bueno, su papá, en realidad”, me dijo, con una sonrisa enigmática. Y me contó que la compañera en cuestión había ido a España, y que García le pidió le trajera la clásica biografía de Ian Gibson sobre el otro García, el español. No hubo caso: no reeditada desde los 90, estaba agotadísima.

La compañera, española ella, visitó a su padre y le comentó acerca del inhallable pedido de Eulo. El hombre, como desprendiéndose de una joya para ir a parar a las manos de un poeta remoto, sin más preámbulos, se lo regaló en seco por medio de su hija, y son los dos gruesos volúmenes que tiene hoy el poeta sajoniano.

Ahora, por suerte, Eulo no será más un privilegiado: se acaba de editar una nueva edición. “Es el poeta más oral de toda su generación, y en Argentina, por ejemplo, intervino en muchos programas —porque su visita a ese país fue un hito, un fenómeno de una magnitud increíble— y es posible que exista alguna grabación perdida en algún sótano; no se sabe”, le dijo a Efe Gibson,
con motivo del lanzamiento del libro.

Eco cuenta cómo se hizo novelista

Sé de quienes no le tienen mucha estima a Umberto Eco. En él me parece que se opera lo que el sociólogo francés Pierre Bourdieu diría que es un caso de “tráfico de prestigio” (aunque el término es mío, no de Bourdieu) dentro de un mismo campo cultural: de riguroso académico y teórico, se hizo novelista popular, masivo y culto, según el juicio de lo que el filósofo argentino-mexicano Néstor García Canclini dice que es un síntoma de la posmodernidad. Es obvio que quienes lo leían con cierto respeto desde las esferas científicas, se desesperaron ante tanta “inmediatez” novelística del autor de El péndulo de Foucault. Y los lectores de sus novelas difícilmente no se lleven un chasco leyendo su Tratado de semiótica general.

Ahora, Eco vuelve a las librerías, luego de su reciente novela El cementerio de Praga, con Confesiones de un joven novelista, en donde aparentemente explica, desde su particular perspectiva, cómo fue que se hizo escritor de ficciones. Por lo menos por razones de oficio, el libro suena más que interesante.

“Nunca he entendido por qué a Homero se le considera un escritor creativo y a Platón no. ¿Por qué un mal poeta es un escritor creativo y un buen ensayista creativo no lo es?”, le dijo el escritor a la periodista Carmen Sigüenza, de Efe. Este “joven novelista” tiene hoy 83 años.