21/5/07

Bifurcaciones




Sentados en un banquito derruido
de una plaza de Buenos Aires,
rodeados por las palomas mustias del atardecer,
te confesé, amiga mía, que te amaba.

A la mañana siguiente,
tomaste tus ropas y tus libros
-la poesía completa de Paul Celan
robada por mí y regalada a vos-
y volviste a Europa en el primer vuelo de Lufthansa;
y yo, con los ojos insomnes,
partí de Retiro,
en un ómnibus prosaico y frío,
hacia las rotas horas de Asunción.

2 comentarios:

  1. este me gusto mucho. Es simple, pero provocador.

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  2. me gusta este poema porque lograste, como todo buen poeta, atrapar y retratar al espíritu literario: ese que habita en el fondo de las situaciones más tristes y fútiles de estos días. Saludos.

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