8/6/09

Onetti, literatura y transfusión de sangre

En alguna parte de Madama Sui, ese personaje poco recordado(y acaso uno de los más entrañables de Augusto Roa Bastos), OttavioDoria le da una lección magistral e incontestable al narrador sobre cómo escribir novelas. Doria asesta un metafórico golpe con el bastón del Capitán Ahab melvilliano en la vanidad omnisciente del escritor, del mismo Roa Bastos. Y en otro, recuerda el ejemplo clarividente de Juan CarlosOnetti (foto), solitario y urdidor de historias en su Santa María hecha de sombras, bajo el cuidado y la compañía de Dolly, su esposa. Así es: Doria homenajea no solo a Onetti, sino también a su mujer, la que por más de cuarenta años estuvo a su lado: Dorothea Muhr, una violinista profesional hoy jubilada. Ella —que todavía vive—declaró, semanas antes del centenario de su célebre marido, que para él la literatura era “como una transfusiónde sangre” que le permitía“revivir”, y que por más que sus relatos son un dechado de pesimismo genuino, “al mismo tiempo hay en ellos una alegría de vivir”. Sin pudor alguno de calificara su extinto marido como“muy mujeriego”, contó que, durante su infancia, Onetti se pasaba “encerradoen un gran armario de sucasa, con un vaso de café, un gato y un libro. Por las noches, cuando su madre apagaba la luz, usaba una linterna para seguir leyendo. Así se estropeó los ojos”.

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