21/2/12

Tres poemas

El poeta, la vida y la muerte

El poeta está parado en la barandilla del puente.
Abajo,
el Sena es testigo silencioso de lo que queda de la tarde:
el horizonte carmesí,
las luces parisinas infectadas de noche,
el rumor incesante de los autos
y las sirenas lejanas,
siempre lejanas
para quien no va en las ambulancias perentorias.

El poeta se va a tirar al Sena.
Antes piensa en Nelly Sachs,
amiga y poeta también,
quien poco tiempo después
también se quitará la vida,
como un gorrión enamorado y vaciado de sentido
que choca contra un edificio
habitado por empresas vendedoras de seguros
y agencias de viajes.

El poeta mira hacia abajo.
Un breve suspiro
es el preámbulo de la muerte,
y el colofón
de esa otra cosa frágil y precaria
que no vale la pena vivirla si,
justamente,
no es posible suprimirla
tirándose al Sena desde un puente.

Batalla perdida

Después de que desapareciera la tinta
con la que estaban escritos en tu agenda
mi nombre, mi dirección y mi número de teléfono,
libré una batalla a muerte
con la certeza glaciar de tu silencio.

Y perdí la batalla, por supuesto,
pero hay guerra para rato
dicen el sístole y diástole de este corazón.


Tercero excluido

El paseo central de la avenida Carlos Antonio López
es el tercero excluido
a quien no le interesa, de hecho,
dejar de ser un convidado de piedra
en la metafísica peatonal de la ciudad,
sino su propia médula espinal.

Poemas escritos hacia 2007.

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