9/6/14

Tomás Eloy vaut le voyage

Tomás Eloy Martínez
En 1979, Tomás Eloy Martínez, quien entonces vivía su exilio en Venezuela, publicó en Caracas Lugar común la muerte (Monte Ávila), un conjunto de artículos, crónicas, ensayos y semblanzas testimoniales de escritores que se convirtió en un libro de referencia para periodistas y escritores del ámbito hispanoamericano. En 1998 (Planeta) el autor agregó más textos a una nueva edición, y en 2009 (Alfaguara) agregó otros dos: dos elegías magistrales dedicadas a Augusto Roa Bastos (con quien compartía atardeceres caraqueños cada vez que el paraguayo iba a Venezuela, donde vivía su hija Mirta) y a José Lezama Lima.

Por otro lado, en 2004 Martínez escribió el prólogo a 64 contos de Rubem Fonseca (San Pablo, Cia das Letras), un libro de relatos del, probablemente y junto a Nélida Piñón, más grande escritor brasileño vivo. 

El relato crepuscular, agónico de los últimos días de José Lezama Lima, titulado "El peregrino inmóvil", que Martínez agregó en 2009 a Lugar común la muerte, contiene una frase prácticamente calcada del texto prologal, titulado "La sinfonía del mal" y que publicó cinco años antes para el libro de Fonseca. Solo cambian dos de los tres protagonistas y está presente siempre la misma frase hecha francesa. 

Escribió en 2004:

"'Fonseca vaut le voyage', me dijo Gabriel García Márquez, repitiendo la frase con la que Pierre Drieu la Rochelle había celebrado setenta años antes su descubriemiento de Jorge Luis Borges". (La otra realidad. Antología, Fondo de Cultura Económica, pág. 323, Buenos Aires, 2006).

Escribió en 2009:

"Julio Cortázar solía repetir 'Lezama Lima vaut le voyage', la misma frase con que Pierre Drieu la Rochelle había anunciado el descubriemiento de Jorge Luis Borges en 1932". (Lugar común la muerte, Alfaguara, pág. 183, Buenos Aires, 2009).

¿García Márquez y Julio Cortázar acostumbraban a utilizar la frase de Pierre Drieu la Rochelle (que significa "vale el viaje", es decir, el esfuerzo) cada vez que aparecía un escritor que bien valía la pena leer? ¿No será acaso un recurso retórico repetido que Tomás Eloy Martínez utilizó en ambos textos sin caer en la cuenta de su repetición? 

La pregunta, en todo caso, ¿vaut le voyage?. Quién sabe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario