1/6/15

Alanis Morissette y los 90s



Alanis Morissette cumple hoy 41 años. Lo pienso y no puedo creerlo. A mi me encantaba su música y, sobremanera, me encantaba ella. Sus movimientos en el escenario (sobre todo los de sus manos), su larguísimo pelo ondulado, esos dientes grandes en su sonrisa panorámica, me provocaban una ternura muy sensible para mi adolescencia en los 90. Nunca olvido que en el último día de 1996, pasaron en la tele su breve concierto en Hyde Park del 29 de junio de ese año (el mismo día que tocaron The Who y Eric Clapton), y fue la primera vez que vi (aunque sea por televisión) un concierto suyo. La adoraba. Yo tenía 15 años, y pasaba probablemente por la más importante metamorfosis de mi personalidad: dejé de creer en Dios, había empezado a agrupar unos olvidables poemas en una carpeta con impresiones hechas en el legendario Word Perfect para DOS, y estaba enamorado de una chica con la que había soñado todo el verano y que se había puesto de novia frente a mis ojos con otra persona. Eran años en los que sufrir era casi un placer necesario, porque ese ingenuo sufrimiento era provocado por el proceso kafkiano de convertirnos en un extraño (y orgulloso) insecto para los demás, y a la vez porque a partir de allí comenzaríamos a ser la aventura definitiva de lo que hoy somos. Hablo no solo de mi, sino de muchos de mi generación. Y Alanis, me acuerdo, era una de esas chicas veinteañeras con cierto espíritu de la Janis Joplin que no conocimos que le habían puesto música a esos años demasiado artificiales y vacuos del wasmosismo neoliberal que nos prometía "avanzar" 50 años en 5.
Por eso, desde el anonimato más ignoto, celebro con ella este día.

1 comentario:

  1. Me encantó leer esto. Es como si lo hubiese escrito yo, aunque yo recién conocí a Alanis allá por el 2007 cuando tenía 13 mas o menos. Alanis es una genia. Hasta ahora no me canso de escuchar sus temas y ver sus conciertos en el Hyde Park y en el Woodstock del 99'.

    "Sus movimientos en el escenario (sobre todo los de sus manos), su larguísimo pelo ondulado, esos dientes grandes en su sonrisa panorámica, me provocaban una ternura muy sensible". A mi también. Tal cual.

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