
En 1925, John dos Passos escribió
Manhattan transfer. Hasta ese entonces, en ninguna otra obra una ciudad - en este caso Nueva York- había llegado al punto de convertirse ella misma en el personaje principal de una novela. (Claro, con el precedente inexcusable, de tres años antes, de la Dublín del
Ulises, de Joyce.) El escritor norteamericano narraba, en tiempo real, la metamorfosis de una ciudad convirtiéndose en una fabulosa monstruosidad, con su bullente reguero de seres humanos y rascacielos nacientes. Ya en 1929 vendría
Berlín Alexanderplatz, de Alfred Döblin, quien puso el ojo en un forúnculo de la metrópolis alemana, el barrio, sin perder de vista la macro urbanidad. En América Latina, Carlos Fuentes escribió La región más transparente (1958), donde Ciudad de México vigila con un ojo abierto siempre a sus habitantes; Sabato mostró el mundo subterráneo de Buenos Aires, real y metafóricamente hablando, en
Sobre héroes y tumbas (1961); Juan Carlos Onetti y Benedetti cifraron dos tiempos distintos de Montevideo en sus cuentos y novelas; La Habana de otros días, pero también perdurable, se muestra en
Tres tristes tigres (1964), de Guillermo Cabrera Infante. Son solo ejemplos.
¿Y Paraguay? ¿Y Asunción? No se puede decir que haya "una novela de Asunción" dentro de la literatura paraguaya; y, creánme, eso se echa en falta. Hubo y hay abordajes varios de su naturaleza y su magia, pero todavía no la han convertido en un personaje con vida propia, no solo en el sentido de Dos Passos, sino en el de escritores más jóvenes de la región, que sienten lo urbano como una imposición y como una elección apasionantes: Roberto Bolaño, Efraím Medina Reyes, Juan Villoro, Rodrigo Fresán, entre otros.
Mabel Pedrozo, Luis Hernáez, José Pérez Reyes y Carlos Martini buscan, acaso por el propio influjo de sus vidas urbanas, mostrar la Asunción que ellos ven y reinventan en sus ficciones. Aquí nos cuentan qué ven y cómo ven. Tienen precursores, por supuesto; así como tendrán sucesores. (Para una idea de la narrativa urbana de escritores en su mayoría inéditos, ver el volumen colectivo
Anales urbanos, Arandurã, 2007.)
Lo cierto es que Asunción necesita que la narren hoy. Reclama a gritos su imperfecta condición de musa.
* Publicado el sábado 15 de agosto en el
Correo Semanal del diario
Ultima Hora.
hola, kike
ResponderEliminaralgo de eso intentó aunque no mucho halley, con la celina esa, un personaje barrial. pero sí, la verdad es que es una lástima que no haya un autor que poetise asunción, que se lo ganó con todo su desastre.
pd: un comienzo a la escritura de una ciudad, moderna en este caso, sería Bely, con "Petersburgo" (1913-1914). Y toda la obra de Balzac.
y es más que urgente
ResponderEliminaresa
personificación literaria de
ña asu,
porque de tanto que nos llama
ya nos devora,
nos succiona a gritos
a veces
cual súcubo
postmoderno
casi,
tercermundista
(con orgullo)
de añoranzas
y azahares
porque hay que hacerse cargo también
de lo que asunción está hecha,
de lo que hacemos de ella.
hacerse poéticamente cargo
digo
de lo que no podemos más hacer con ella
porque hicieron de ella
ya
demasiado humo
contaminante
de vehículos chatarra
y pelotudeces
en forma de "verdad"
hacernos cargo
y exigir
de alguna manera, primero
(y de todas las maneras, después)
que todas las mierdas que vivieron
y viven de
ña asu,
y que hicieron de ella
esto que ahora
pareciera
que no sabemos cómo nombrar.
además, porque a pesar
de sus pesares,
sigue estando linda esta asunción,
con esas bellezas que tienen las mujeres
que transforman sus años
y sus contrariedades
en esa arma
delicada
y
profunda
que es su mirada,
para llamarnos
y urgirnos
a que la digamos
de cualquier forma
con las manos
con la boca
con el cuerpo
con la vida...
totalmente de acuerdo kike. He leido pocas cosas de literatura paraguaya, i'm guilty, entre ellas los anales esos. Sumando a los títulos, uno que menciona calles, idas al cine en los 70, siestas y hormigueros es Casola con su Segundo horror. Algo es algo.
ResponderEliminarPero realmente falta, y eso que ciertamente la tiene merecida.
Ahora que estoy "viviendo" en otra ciudad, uno siente en falta la personalidad de la ciudad que la acogió toda la vida.
el sociólogo margulis tiene unos estudios sobre la cultura urbana en su "sociología de la cultura". De por ahi algun escritor se anima
sergio