16/11/09

Los Ángeles, las pastillas y el olvido

Originalmente, pensé en escribir una reseña alucinógena, bien drogona sobre Delitos a largo plazo, la novela del escritor inglés Jake Arnott, que diseña una Londres de los 60’ gangsteril, con Rolling Stones y ácido lisérgico de fondo. Es que desde hace solo unos pocos meses podemos disfrutar en español de este libro, gracias a la caradurez anglófila del escritor argentino Rodrigo Fresán, quien convenció a la Random House Mondadori de publicar una colección de historias policiales o de gángsters de autores en su mayoría absolutamente desconocidos en nuestro idioma.
Cuando cayó en mis manos Nocturna, la primera novela del director de cine Guillermo del Toro (El espinazo del diablo, El laberinto del fauno), pensé que podía devorarme sus más de 500 páginas en tiempo record y escribir sobre ella, pero todavía está allí sobre la mesita de luz de mi habitación, prácticamente intocada.
Entonces, un amigo me sugirió que viera The informers (2009), la recientemente estrenada película basada en la novela homónima del norteamericano Bret Easton Ellis. Después de verla me pasó algo que no solo pone en entredicho mi memoria, sino vuelve a hacerme pensar en las relaciones entre el cine y la literatura: solo cuando comentaba el filme con quienes lo había visto, me di cuenta no solamente que tenía un ejemplar de la novela entre mis libros, sino que la había leído hace tres años. La primera página tiene mi firma y la fecha 2 de junio de 2006. ¿Cómo había podido sucederme eso? Por un lado, la traducción al español lleva el título de Los confidentes (1994), factor lingüístico que a fin de cuentas no es para nada excusa suficiente; por el otro, además de no haber fijado en la memoria más que la bien ochentosa banda sonora del libro (mucho Culture Club y Boy George) y el festín de drogas que se dan sus personajes, releyéndolo me di cuenta que hay varias diferencias con la película que podrían no hacerme recordarla. Quién sabe. Aunque, pensándolo mejor, no hay excusa que valga.

Bret Easton Ellis (foto) se hizo mundialmente conocido por American Psycho (1991), que también tuvo su festejada versión fílmica. Es un novelista de la llamada Generación X (a la que por rango de edad yo debería pertenecer, cosa a la que me niego sistemáticamente por no vivir en una sociedad saciada como la de Ellis, entre otros motivos): apatía, aburrimiento y conformismo de una adolescencia de fines de los 80 y principios de los 90. Es también el novelista del perverso solaz yuppie. Los confidentes es una obra sobre esos jóvenes millonarios norteamericanos que son capaces de ingerir ingentes cantidades de pastillas estimulantes mientras conducen sus lujosos autos por las anchas avenidas en los amaneceres plomizos de Beverlly Hills. Tim, Raymond, Graham y Dirk son cuatro jóvenes sobre los que pende el recuerdo amenazador de su amigo Jamie, muerto en un accidente automovilístico. La madre de Graham tiene un amante de la edad de su hijo, y su padre está enamorado de una conocida conductora de un noticiario televisivo. El padre de Tim quiere reconciliarse con él, aunque su sospecha sobre la homosexualidad de su hijo y las ganas de acostarse con una amiga del muchacho parecen echarlo todo a perder. Bryan Metro es una estrella de rock, alcohólico y drogadicto, víctima propiciatoria de la industria de la música y de sus ejecutivos mefistofélicos. Jamie, antes de morir, tenía su propia y particular adicción: acostarse con prostitutas, luego asesinarlas y beberse su sangre. Peter es un secuestrador de niños y Jack es su cómplice. Hay, en fin, una serie de historias paralelas que muestran la locura y la decadencia de cierto sueño americano podrido un su propio ombliguismo. En una carta, Anne le escribe desde Los Ángeles a Sean, su ex novio: “Me refiero a que aquí hay como una diversión que acecha constantemente al conocer a todos esos chicos absolutamente atractivos (son estúpidos pero son tan guapos… ¿Celoso? No lo deberías estar) y en ir con todos esos chicos ricos y consentidos de Beverlly Hills a los clubes o a la playa y dormir el día entero gracias al Valium, vestirse, pasar la noche entera bailando y bebiendo o lo que sea en casa de alguien en lo alto de Mulholland. Todo es divertido pero también aburrido”.
Ellis fue uno de los guionistas de la película, dirigida por un ignoto Gregor Jordan, lo que probablemente hizo que la misma mantuviera algo de la esencia disruptiva del libro. Los personajes son básicamente los mismos, aunque se hecha en falta la ausencia de la historia vampírica de Jamie, que según tengo entendido estaba previsto incluirla, pero inexplicablemente la excluyeron. Winona Ryder reaparece, en el papel de la presentadora de noticias, demasiado aseñorada para quienes nos acostumbramos a verla eternamente adolescente y problemática; Mickey Rourke, quien interpreta al secuestrador, está bien envarado en su nuevo aspecto de hombre rudo y demente; Kim Bassinger, puras expresiones faciales de mujer engañada, casi desapercibida como su marido, interpretado por Billy Bob Thorton; grandes revelaciones: la promiscua belleza rubia de Amber Heard, y el impecable papel desempeñado por Brad Renfro como neurótico conserje de hotel e involuntario cómplice del secuestro.
La película, en fin, no está mal, aunque previsible y edulcorada si uno la compara con el libro. Si Los confidentes no existiera, The informers sería un filme probablemente de culto. Siempre habrá libros que no dejarán vivir tranquilas a ciertas películas, por más que éstas hagan bien los deberes y merezcan las felicitaciones correspondientes. Como espectador de The informers, hubiera preferido no hurgar un día de hace tres años en una librería de usados de la calle Montevideo. Hubiera preferido no recordar que entre los pañales y las toallitas húmedas de mi hija Ámbar, Los confidentes existe y que ya lo he leído.

2 comentarios:

  1. Brett Easton Ellis, capo de la litetura yuppi, minimalista, etc, Kike en realidad tiene un libro llamado "Menos que cero", también con versión cinematográfika, que ya ledió su fama en ese entonces...
    particularme me aburre este tipo de literatura pero me interesa su nivel "ideológiko"...A Por ejmplo, Elvis Costello, paun en sus letras y su musica no tan elemental tiene una canción donde homenajea al ñato...Y creo ke Chuck Palahniuk, autor de "El club d ela pelea" es uno de sus hijos reconocidos...Todos proceden de Hemingway o de esa literatura yankee no intelectual: Fante, Bukovski, Hunter S. Thompson,etc.En ese sentido creo ke su lectura sería altamente recomendable en el público adolescente parawayensis más ke otros de la corriente letrada...saludos che, voi a buska la peli en las aceras de Palma!

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  2. Hola, Kike
    ahora mismo me pongo a ver la película.
    Saludos a los perros

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